¿Y si te dijera que el Internet de las cosas (IoT) eliminará por completo los robos? ¿Te parece un poco extremo?
¿O si dijera que podría acabar con la violencia doméstica?
Son predicciones atrevidas, pero creo firmemente que la vida será fundamentalmente diferente con los hogares inteligentes impulsados por la inteligencia artificial.
Hasta la fecha, un hogar inteligente completamente habilitado para el IoT ha sido más una quimera que una realidad. Las integraciones tecnológicas han fracasado en gran medida hasta este momento, dejando nuestros hogares con un coeficiente intelectual vergonzosamente bajo.
La inteligencia artificial y las capacidades de aprendizaje automático darán por fin a nuestros hogares la actualización inteligente que necesitan desesperadamente. Nuestros electrodomésticos tendrán capacidades ampliadas y la posibilidad de conectarse intuitivamente entre sí, algo que ha impedido y dificultado que las plataformas de IoT alcancen todo su potencial.
Me imagino un hogar en el que las máquinas son un miembro más de nuestra casa. Desde funciones básicas como la realización de tareas (¡sin quejarse como los humanos!) hasta funciones más serias como la prevención de robos o la escucha y notificación de indicios de maltrato doméstico, la inteligencia artificial tiene el poder transformador de convertir por fin un hogar inteligente autónomo, proactivo y útil en una realidad alcanzable.
Crear y ampliar las capacidades existentes
El aprendizaje automático hace que los dispositivos inteligentes pasen de ser reactivos a proactivos. Imagínese: en lugar de poder poner en marcha su lavavajillas a través de una aplicación móvil o recibir una simple notificación push cuando haya terminado de funcionar, su lavavajillas se pone en marcha por sí mismo cuando detecta que está lleno y ejecuta los ciclos adecuados, teniendo en cuenta su contenido.
Esto se lleva al siguiente nivel cuando pensamos en cómo la inteligencia artificial no solo hará que nuestros dispositivos sean proactivos por sí solos, sino proactivos en conjunto. Una cámara de seguridad inteligente para exteriores que pueda reconocer a un extraño que se acerque a la puerta de tu casa podrá comunicarse automáticamente con tu cerradura inteligente para bloquear todo y activar la alarma. Esta capacidad de respuesta inmediata es lo que podría acabar por completo con los robos. La película Solo en casa para nuestros hijos va a ser como si nosotros viéramos una película sobre la lucha contra los cuatreros.
El siguiente nivel de la casa inteligente habilitada por el IoT será entender primero cuándo está ocurriendo algo fuera de lo normal, y luego resolver el problema de forma autónoma con las respuestas correspondientes. Esto es en lo que los desarrolladores deben centrarse ahora para asegurarse de que sus productos puedan funcionar fácilmente entre otros y dentro de un ecosistema más amplio para que se unan sin problemas.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
Pero a medida que la tecnología evoluciona, también lo hace la ambigüedad moral de a qué parte se le confía la responsabilidad de los datos que fluyen entre los dispositivos. Esto incluye específicamente la información obtenida de estos datos y puede no estar relacionada con las funciones principales de la tecnología.
Piense de nuevo en el ejemplo de la seguridad doméstica. Las cámaras de seguridad que captan delitos contra la propiedad también pueden captar escenas de violencia doméstica. O los micrófonos que escuchan las órdenes de encender el televisor o leer el parte meteorológico también pueden escuchar pruebas de abuso infantil.
¿Es entonces responsabilidad de estas empresas entrenar a los productos durante su creación para que detecten y reconozcan otros eventos comprometedores que pueden no ser fundamentales para la función principal del producto? Y si se reconoce, ¿existe la obligación de denunciarlo de la misma manera que lo haría un funcionario, como un socorrista o un profesor? Si decidimos que sí, que esto es algo que debe ocurrir, entonces el hogar inteligente habilitado por el IoT podría acabar completamente con la violencia doméstica debido a su enorme efecto disuasorio. Saber que alguien está observando hace que la gente se comporte mejor (aunque podríamos tener un debate totalmente aparte sobre el arma de doble filo que es un estado de vigilancia de 24 horas).
A medida que aumentan los conocimientos y la inteligencia de las máquinas, este componente de responsabilidad se vuelve más importante, especialmente la responsabilidad de estas máquinas de ser proactivas teniendo en cuenta los conocimientos adquiridos. Esto plantea la cuestión de la confianza: los usuarios deben poder confiar en que las máquinas harán lo “correcto” cuando se reúna información que indique la necesidad de ser proactivo. Hay que definir qué es lo correcto, ya que surgen preguntas sobre la lealtad de estas máquinas: ¿pertenece al usuario? ¿O al fabricante?
Estas preguntas no son más que un rasguño en la superficie de las complicadas cuestiones morales y éticas que surgirán con la creciente implantación de la inteligencia artificial. Aunque es probable que estos puntos específicos se conviertan en una parte más central del debate sobre el hogar inteligente en el futuro, en lo inmediato, podemos esperar ver cómo el IoT y la usabilidad cohesiva a nivel básico, alcanzan todo su potencial, aprovechando la inteligencia artificial.